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miércoles, 5 de julio de 2017

Los Orishas Muerteros


Los Orishas Muerteros

La cultura humana está repleta de toda clase de deidades y espíritus que complementan nuestra existencia, pero no solo en la vida sino también en la muerte, aunque a la mayoría de ellos los adoramos en vida, es inteligente saber que muchos otros son venerados después de la vida, y es allí donde se encuentran.

La Mitología greco romana está repleta de dioses arquetípicos como Hades y Plutón, la mitología nórdica es excepcional, así como la cultura egipcia, está repleta de deidades que habitan el otro mundo (el mundo de los inmortales), y por lo tanto, no es de extrañarse que sus devotos creyentes pasaran la vida entera preparándose para morir, con una filosofía de vida increíblemente contrapuesta a la cultura moderna, mientras ahora tratan de obligarnos a ver la vida y el dia a dia como único enfoque, llevándonos a vivir una vida llena de superficialidades inútiles, máscaras y tendencias del momento que realmente no nos aportan nada, pero al contrario, si nos restan mucho como seres humanos. Las sociedades anteriores a nosotros vivían enfocados en prepararse intelectual, moral y espiritualmente para el más allá, es decir, para vivir la vida después de la vida.

Tal es el caso de los faraones egipcios quienes pedían ser enterrados junto con sus esclavos más fieles y sus tesoros más importantes, los caudillos vikingos que enterraban sus tesoros en lugares secretos para desenterrarlos en el más allá, o los griegos que eran quemados con sus mejores ropas y monedas sobre los ojos para pagar por su viaje en el más allá al barquero que los llevaría hasta su destino final, por solo nombrar los ejemplos más conocidos y representativos de este noble arte de “honrar la muerte’. Aunque sin ir muy lejos, también tenemos el caso de la cultura mexicana con su popular adoración a “la Santa Muerte”, culto que se ha comenzado a expandir en el resto del mundo gracias a sus coloridos festivales y fiestas conmemorativas.

En la popular cultura del Vudú, el Voodoo mágico y el Hoodoo, también tenemos un amplio número de deidades (orishas, egguns y grandes espíritus, etc...) que son honrados en vida buscando conseguir su favor después de la muerte. Esta es una práctica clave en la hechicería moderna, pues los libros de magia y wicca mayormente nos inspiran a prepararnos para mejorar la vida, sin pensar ni recordarnos que el periodo de vida es solo una mínima fase de nuestra compleja existencia, y la cantidad de tiempo que pasaremos en este mundo es tan corta que después de varios períodos de existencia sólo acabará convertida en un fugaz recuerdo entre centenares de memorias más nuevas.

En casa mamá nos acostumbró a servir café sin azúcar junto a la puerta y vasos con agua bajo la cama para despertar y calmar (respectivamente) a los difuntos, y así ganar su favor y consideración cuando nos encontremos en el otro mundo, honrarlos cada dia y ganar su confianza es en el mundo de la santería y la umbanda una práctica tan obligatoria como prioritaria, como diria todo buen padrino, mejor ganar su favor en vida que su castigo en la muerte.

Encender velas blancas junto a la ventana en las noches sin luna para brindarles luz y así, iluminar su ascensión al otro plano, orar frecuentemente a aquellos que partieron hace mucho más tiempo para que apoyen a los recién fallecidos a encontrar el camino, y de vez en cuando, cumplir sus tareas pendientes para permitirles partir sin ningun obstaculo.

En este post nos enfocaremos en estudiar en brevedad a tres deidades “muerteras” no solo muy populares, sino también muy efectivas al momento de ser nuestras aliadas en la magia y la hechicería, alguna de ellas muy temida (con muy buenas razones) y las otras dos quizás no tan conocidas pero siempre es bueno conocerlas/

Oya, Obba y Yewa

Oya, Obba y Yewa son las tres orishas muerteras de la cultura africana, patronas en conjunto de los cementerios, reinas del mundo de los muertos y hechiceras poderosas que cuidan con enorme recelo de sus hijos y devotos sin distinción alguna entre unos y otros.

Se les puede honrar por separado o en conjunto, pero siempre se advierte que el método más adecuado es honrarlas a las tres para pedir cualquier favor necesario, pues si se honra solo a una, las otras dos suelen ponerse celosas y ocasionar toda clase de dificultades.

Oyá Yansá

Oya u Oya Yansa, es la Orisha muertera mayor, la gran hechicera por excelencia, altamente venerada en la religión Yoruba, en la Umbanda, Candomblé, Santería y en diversas formas de Vudú. De hecho es una de las diosas principales de Nigeria, Benin y Brasil, en Cuba y Venezuela se le venera bajo la forma de la Virgen de la Candelaria.

Oya (que es la madre de corona de mi padrino) está íntimamente ligada con la divinidad de la muerte. Propicia los temporales, los vientos fuertes o huracanados y las centellas, su elemento es propiamente el aire, es quien otorga el primer aliento al bebé y el último al fallecido, en la religión africana se cree que cuando una mujer reniega del poder de Oya (sea devota o no) está maldice a sus hijos con problemas para respirar y puede incluso llevarlos a la muerte temprana para criarlos ella bajo su seno en el más allá.

Oya es la patrona de los Eggun (los muertos), los Egungun, que es el nombre que recibe todo el colectivo de espíritus adivinadores del otro mundo bajo su mando, y reina de los espíritus en general, de hecho, todos los espíritus, mayores o menores le rinden respeto a Oya como una de las reinas del otro mundo. Con su favor, Oya puede convertir a los hombres comunes en grandes adivinadores y espiritistas, tanto en este como en el otro mundo.

Oya es conocida por su carácter violento e impetuoso, incluso sádico al momento de vengar y proteger a sus hijos, es en la cultura mágica una de las deidades más temidas, vive sobre las puertas de los cementerios. Ella representa la intensidad de los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos y es simbolizada por la centella.

Junto con Eleguá, Orunla y Obatalá, domina los cuatro vientos. Además se le considera la guerrera entre los orixás además de Eleguá, Ogún y Oshosi. Oya en la cultura más antigua representa la reencarnación de los antepasados, la falta de memoria y el sentimiento de pesar en la mujer.

A nivel familiar, Oya es hija de Obatala y esposa de Oggun y Shango, fue la primera en besar (de acuerdo al folklore) a Babalu Aye, otro Orisha muertero y patrón de todas las enfermedades venéreas, la peste, la viruela, la lepra y todas las miserias mundanas, así como también de todas sus medicinas.

A Oya se le ofrendan todos los objetos de cobre, también abanicos, máscaras, plumas reales de colores, y frutas de colores oscuros como uvas y berenjenas, también se le ofrendan gallinas negras, flores y hojas de llantén, artemisa, geranios, granadas y todas las flores que crecen en los cementerios, especialmente esas que crecen en las cercanías de las tumbas.

Para conseguir que Oya conceda favores a sus devotos (no practicantes de la santería) se le ofrendan platos de gallina, con arroz blanco y berenjenas, también ama las semillas de granada y los licores oscuros. No muestra respeto alguno a hechiceros o brujos vanidosos o arrogantes, pues es considerada en ambos mundos como “la mayor de las hechiceras” y por esta razón no tolera a quienes se hacen llamar brujos mayores frente a ella, de hecho los castiga retorciendo todos sus conjuros o voltearlos en contra de estos mismos.


Obba

Obba es la segunda Orisha muertera al mando, altamente venerada en el mundo de los muertos y muy respetada por los nigromantes de profesión. Obba es conocida por aparecer vagando en los cementerios a plena luz del día danzando con una máscara de piedras brillantes, un vestido rosa pálido y muchos ornamentos de oro, cuando baila suele tapar con sus manos su oreja cortada.

Obba simboliza el amor reprimido y el sacrificio por el ser amado, el sufrimiento y la fidelidad conyugal. Es muy femenina, fuerte, regia, temida, enérgica, y es considerada más fuerte que muchos Orishas masculinos. Cuentan los viejos que el único que la ha logrado derrotar en batalla fue Oggun en una ocasión. Obba está relacionada con los lagos y las lagunas, especialmente aquellos en los alrededores de los cementerios, junto con Oyá y Yewá habita en los cementerios y representan a las guerreras temerarias. Ella es quien custodia las tumbas y castiga a los ladrones de cadáveres.

Obba es también hija de Obatala y Yemaya, hermana de Oyá y Yewa, fue la amante de Shango, por quien (engañada por su hermana Oya) se quitó una oreja y fue por esto desterrada, luego se fue para el monte y posteriormente vivió en soledad en el cementerio. También tuvo amoríos con Oggun, a quien le entregó el yunque y este le enseño a guerrear.

Ella es sumamente popular entre los médiums, especialmente las mujeres adivinas que consigan su favor y el don de la clarividencia, dejándole como tributo, guisos de carne y pato asado en el cementerio. En ciertas partes de Nigeria y Brasil se acostumbra dejar guisos en platos rosados sobre las tumbas de los recién fallecidos, para que Obba les cuide en el más allá hasta su momento de partir a otro mundo más profundo.

Obba no es muy dada a la hechicería y la adivinación como su hermana Oya, pero si es muy conocida por ayudar a los videntes a médiums a penetrar en el futuro sin ayuda de otros instrumentos de adivinación, de acuerdo al culto local no se lleva bien con los nigromantes y les hace morir de enfermedad por abrir las tumbas y robar los huesos.

Es venerada en Cuba y Venezuela, y en los alrededores del Caribe bajo la forma de la ‘Santa Catalina de Siena’.


Yewá

Yewá es la tercera deidad de este grupo de Orishas muerteras, hija de Obbatala con Yemaya (en Nigeria) y de Obatala con Oduduwa (en el culto de Brasil), hermana de Oyá y Obba, compañera y esposa de Babalu Aye, aunque nunca perdió su virginidad.

Yewá es una Orisha de carácter bastante dominante, muy severa y exigente. Siempre se le ve como muy moralistas y aborrece las relaciones carnales, las cuales considera que están más allá de sus posibilidades prácticas. En la Santería moderna se le vincula sincréticamente con ‘Mare de Déu dels Desamparats’, La Virgen de los Inocentes, Mártires y Desamparados, mientras que en el Caribe se le venera bajo la forma de Santa Clara de Asís.

Simboliza la soledad, la contención de los sentimientos, la castidad femenina, la virginidad y la esterilidad. Suele vestirse (y representarse) con un vestido rosado con un cinturón ancho de cobre y una corona decorada con muchos caracoles. Yewa forma parte principal de las Iyamis (las brujas) como patrona y dueña de ellas, es venerada como una reina de las brujas, noble aprendiz de su hermana Oya, la hechicera mayor, pero mucho más práctica y perfeccionista. Tiene una caracter tan dulce como severa y estricta al mismo tiempo. Se le venera como patrona de las brujas y cuida mucho de estas, en la práctica, no permite la improvisación en ninguna clase de hechizos y embrujos, exige perfección en todo aspecto y en cada práctica, no admira ni respeta el uso de “magia por intuición” como Oya, le gusta que los rituales sean pensados y planeados en cada detalle. Le gusta que sus devotos e hijos prediquen la austeridad, pero a cambio, los convierte en respetables adivinos.

Yewá es la dueña de la sepultura, está entre las tumbas y los muertos y vive dentro del féretro que está en el sepulcro. Yewá es la Orisha dueña del cementerio junto con Oya, y al igual que esta, se encuentra ampliamente ligada a la muerte. Su culto procede de Dahomey y vivió en Egwadó. Habita el cementerio, es la encargada de llevar las almas de los muertos a Oyá para que decida a dónde irá cada quien, es ella la que baila sobre sus tumbas.

Para conseguir el favor de Yewá, se le sacrifican animales jóvenes, hembras y vírgenes, y se le ofrendan en grandes banquetes con pescado, tomates y mani. Cuando se le venera, suelen colocarse los objetos de adivinación y las herramientas de magia junto a la mesa para que ella los consagre y cargue con su energía y su poder. De hecho, en Cuba, los hijos coronados de Yewa gozan de un enorme prestigio como adivinadores.

Notas finales

Como podrás haber notado, la cultura africana está dotada también de mucho folklore, estas tres deidades de los muertos, son ampliamente veneradas como patronas de las brujas y los adivinos, conceden toda clase de favores, especialmente si están vinculados al plano espiritual y son increibles y poderosas aliadas en el otro mundo.

En el folklore “moderno” se considera que ganar el favor de estas deidades no sólo otorga gran poder, además, permite a las brujas permanecer mayor tiempo en el mundo de los muertos para cuidar de sus seres queridos antes de pasar a otro plano.

Nos leemos en los proximos dias en otro post, no olvides suscribirte al Blog y seguirme en mis redes sociales.


Bendiciones

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lunes, 3 de julio de 2017

Iyamis (las Brujas)

Iyamis (las Brujas)

ÌYÁÀMI ÒSÒRÒNGÁ o IAMI OXORONGA. Es en la Santeria y la religion Yoruba, el espiritu eterno de la madre ancestral, coloquialmente conocidas como “las brujas”. Representa el poder generador de vida femenino por excelencia.

Iyami Oshoronga es la reina del culto de la hechicería. Sus seguidores son los brujos y brujas, los cuales pueden ser blancos o negros, así como pueden ser buenos, malos o neutrales. Todos ellos conforman el culto de la brujería y son conocidos como “Ajogún” o “Ajonjún” que significa “los Respetables Ancianos Dignatarios de la noche”.

Iyami atesora, guarda y cela de los misterios de la vida, ella tiene el poder de administrar el orden natural, así como el orden de la vida y el poder de eliminar como método de equilibrio a través de su magia.

Ìyáàmi, mantiene el equilibrio de lo natural, castigando severamente aquellos que infringen las leyes de IFA. Es muy delicado el equilibrio y el orden cuando se trata de Ìyáàmi, nada debe ser hecho en lo que concierne a Òrìsá, o a Ifá si el sacerdote no tiene la debida instrucción, dado que nuestra madre bruja, no permite que nadie haga sacrificios sin no posee un conocimiento determinado para la función sacerdotal.

Entre sus enormes poderes, Iyami siempre escucha la verdad y solo la verdad, pues las mentiras nunca llegan a sus oídos y los mentirosos mueren de vergüenza frente a ella, bendice a sus devotos con buena fortuna y bienes materiales para vivir, encuentra tesoros ocultos en la noche y trae a los antepasados desde cualquier mundo (incluso si han reencarnado, ella puede reconocer sus almas y traerlas a donde quiera), borrar los recuerdos tristes y altera las memorias, se dice que hace crecer árboles en cualquier rincón (incluso en las tierras más áridas), tiene un dominio sobrenatural de todos los elementos, a tal punto que los espíritus de la naturaleza le obedecen, le rinden culto, y algunos incluso le temen, se dice que cuando alguien está dispuesto a hacer un gran mal sobre la humanidad, Iyami lo maldice para llevarlo al suicidio antes de cometer dicho acto, siempre y cuando tenga a una bruja para intermediar, puede arruinar la buena suerte de cualquiera que camine frente a ella sin su permiso, concede a las brujas toda clase de poderes, se comunica con los árboles, los animales y todas las plantas, es ella la bruja original del culto a las aves, esa que visita a las personas por la noche brincando sobre sus techos montada en una escoba y puede transmutarse en miles de aves.

En el culto africano, se cree que Iyami maldice un pueblo cuando se hallan decenas de pequeñas aves negras volando sobre el mismo en horas de la mañana, cuando esto sucede, se sacrifican toda clase de animales para calmar su ira y pedir perdón.

Iyami fue quien enseñó a Oya (la Orisha del viento y la muerte) el arte de la hechicería y todas las formas de misticismo, arte que luego Oya (en el mito yoruba) entregó a la humanidad para su propio bien, y también para su propio mal.

Iyami visita las lagunas por la noche y duerme junto a ellas, si es encontrada por un creyente esta le concede el don de la profecía y cientos de riquezas, si es encontrada por un no creyente, esta le ocasiona ceguera y un martirio hasta la muerte.

Iyami es quien convierte los deseos de las brujas en realidad, y quien manifiesta sus más profundos deseos en el mundo, pero solo las brujas Iyami que hayan recibido su caldero en una casa de Ifa pueden rendirle culto y comunicarse directamente con ella.

En el culto de Brasil, se dice que al morir las brujas, Iyami les guarda un puesto especial junto a ella en el otro mundo, donde les otorga poderes más allá de lo natural y les permite entrar al mundo de los vivos a cualquier hora del día bajo la forma de aves de oscuro plumaje cada 21 días.

Por tradición, cuando se pronuncia el nombre de Iyami Osoronga (Ìyáàmi Òsòròngá) quien estuviera sentado tiene que levantarse, quien estuviera de pie hará una reverencia, pues éste es un temible Orixá (Òrìsà), a quien se debe respeto completo.


A Iyami se le sacrifican lechuzas, buhos y gallinas, pero solo se le dan de comer las tripas en platos de madera, ella exige siempre el máximo respeto, se manifiesta a sus seguidores a través de presagios y augurios siempre acompañados por un aroma a hierbas frescas, en el culto se considera a Iyami como la Orisha de las maldiciones irrompibles, de hecho otros Dioses y Orishas temen a su poder y debido a ello le rinden un enorme respeto.

Se cree que de su mistico culto proviene el mito semi-cristiano de los “demonios de la encrucijada”, pues cuando los africanos llegaron a Nueva Orleans, se cree que ellos le dejaban tributos en la mitad de las encrucijadas a Iyami, y cuando sus jefes les pedían una razón para ello, decían que era para calmar a los demonios de camino.

En África, Brasil y América latina, se consideran las encrucijadas como “los puentes de Iyami”, y se le dejan objetos de plata y tripas de animales para ganar su favor y su protección.

Para invocar, antes de ponerse el sol, en plena encrucijada, hacemos una X en el suelo, con el dedo índice, actitud tomada ante todo lo que representa peligro. Si lo hacemos durante la noche, pasamos la mano extendida a la altura de la cabeza, de un lado al otro, para que ella no se pose, lo que significaría la muerte. 

Iyami es también el término que se utiliza en la santería para referirse a las brujas que siguen el culto a Iyami, y para las brujas (mujeres u hombres) que forman parte de su corte en el más allá, a quienes se les rinde tributo en conjunto y se les da de comer por las noches.

La frase “dar de comer a las brujas” se refiere al acto mágico de abrir un agujero en el suelo junto al río para venerar a Iyami y su poderosa corte de brujos, arrojando alimentos cocidos, carnes, frutas, leche, vino y miel al agujero y cerrandolo con tierra y polvo de espejos.

Egunes y Kiumbas

Egunes y Kiumbas

En Santería, Umbanda, Quimbanda y Vudú, se conoce como Egunes o Egguns, a las almas de los ya desencarnados, los difuntos y los fallecidos. Mientras los Orishas (las deidades) son encarnaciones de los diferentes aspectos del universo y la naturaleza (el mar, el amor, la buena suerte, la noche), los egunes son las almas de seres que han vivido y perecido.

En las diferentes formas de hechicería que se encuentran en el culto afro-brasileño, se acostumbra utilizar el término “egguns” para referirse más claramente a las almas que viven en pena, o que se encuentran bajo algún tipo de maleficio o hechizo que les obligue a mantenerse en la tierra, bien sea por bien o por mal, diferenciándose así de las almas comunes.

Por otro lado, se encuentran los Kiumbas, formas de egguns muy atrasados en la evolución espiritual, son negativos, muy peligrosos, también algo “tontos” y suelen hacerse pasar por otros egguns, de hecho, pueden tomar la forma de cualquiera que haya perecido, y acostumbran presentarse ante los dolientes bajo la forma de un ser querido que acaba de partir para así permanecer anclados en la tierra por más tiempo.

Los kiumbas son intuitivamente traicioneros y tramposos, velan por su propio bien, y por ello son capaces de engañar con facilidad a mediums mal adoctrinados y a personas que se sumergen dentro del mundo mágico sin suficiente entrenamiento.

De acuerdo al folklore brasileño, los kiumbas poseen a los chamanes y espiritistas muy jóvenes y faltos de práctica, llevándolos a padecer de enfermedades mentales, alucinaciones, locura y llegando en la mayoría de los casos a cometer suicidio.

Nota: Los egguns muchas veces ayudan a las brujas y practicantes, aunque muchas veces no lo hacen a costa de la felicidad de otros humanos, por ello deben ser “manejados” (invocados, conjurados y trabajados) con sumo cuidado.

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