lunes, 3 de julio de 2017

Iyamis (las Brujas)

Iyamis (las Brujas)

ÌYÁÀMI ÒSÒRÒNGÁ o IAMI OXORONGA. Es en la Santeria y la religion Yoruba, el espiritu eterno de la madre ancestral, coloquialmente conocidas como “las brujas”. Representa el poder generador de vida femenino por excelencia.

Iyami Oshoronga es la reina del culto de la hechicería. Sus seguidores son los brujos y brujas, los cuales pueden ser blancos o negros, así como pueden ser buenos, malos o neutrales. Todos ellos conforman el culto de la brujería y son conocidos como “Ajogún” o “Ajonjún” que significa “los Respetables Ancianos Dignatarios de la noche”.

Iyami atesora, guarda y cela de los misterios de la vida, ella tiene el poder de administrar el orden natural, así como el orden de la vida y el poder de eliminar como método de equilibrio a través de su magia.

Ìyáàmi, mantiene el equilibrio de lo natural, castigando severamente aquellos que infringen las leyes de IFA. Es muy delicado el equilibrio y el orden cuando se trata de Ìyáàmi, nada debe ser hecho en lo que concierne a Òrìsá, o a Ifá si el sacerdote no tiene la debida instrucción, dado que nuestra madre bruja, no permite que nadie haga sacrificios sin no posee un conocimiento determinado para la función sacerdotal.

Entre sus enormes poderes, Iyami siempre escucha la verdad y solo la verdad, pues las mentiras nunca llegan a sus oídos y los mentirosos mueren de vergüenza frente a ella, bendice a sus devotos con buena fortuna y bienes materiales para vivir, encuentra tesoros ocultos en la noche y trae a los antepasados desde cualquier mundo (incluso si han reencarnado, ella puede reconocer sus almas y traerlas a donde quiera), borrar los recuerdos tristes y altera las memorias, se dice que hace crecer árboles en cualquier rincón (incluso en las tierras más áridas), tiene un dominio sobrenatural de todos los elementos, a tal punto que los espíritus de la naturaleza le obedecen, le rinden culto, y algunos incluso le temen, se dice que cuando alguien está dispuesto a hacer un gran mal sobre la humanidad, Iyami lo maldice para llevarlo al suicidio antes de cometer dicho acto, siempre y cuando tenga a una bruja para intermediar, puede arruinar la buena suerte de cualquiera que camine frente a ella sin su permiso, concede a las brujas toda clase de poderes, se comunica con los árboles, los animales y todas las plantas, es ella la bruja original del culto a las aves, esa que visita a las personas por la noche brincando sobre sus techos montada en una escoba y puede transmutarse en miles de aves.

En el culto africano, se cree que Iyami maldice un pueblo cuando se hallan decenas de pequeñas aves negras volando sobre el mismo en horas de la mañana, cuando esto sucede, se sacrifican toda clase de animales para calmar su ira y pedir perdón.

Iyami fue quien enseñó a Oya (la Orisha del viento y la muerte) el arte de la hechicería y todas las formas de misticismo, arte que luego Oya (en el mito yoruba) entregó a la humanidad para su propio bien, y también para su propio mal.

Iyami visita las lagunas por la noche y duerme junto a ellas, si es encontrada por un creyente esta le concede el don de la profecía y cientos de riquezas, si es encontrada por un no creyente, esta le ocasiona ceguera y un martirio hasta la muerte.

Iyami es quien convierte los deseos de las brujas en realidad, y quien manifiesta sus más profundos deseos en el mundo, pero solo las brujas Iyami que hayan recibido su caldero en una casa de Ifa pueden rendirle culto y comunicarse directamente con ella.

En el culto de Brasil, se dice que al morir las brujas, Iyami les guarda un puesto especial junto a ella en el otro mundo, donde les otorga poderes más allá de lo natural y les permite entrar al mundo de los vivos a cualquier hora del día bajo la forma de aves de oscuro plumaje cada 21 días.

Por tradición, cuando se pronuncia el nombre de Iyami Osoronga (Ìyáàmi Òsòròngá) quien estuviera sentado tiene que levantarse, quien estuviera de pie hará una reverencia, pues éste es un temible Orixá (Òrìsà), a quien se debe respeto completo.


A Iyami se le sacrifican lechuzas, buhos y gallinas, pero solo se le dan de comer las tripas en platos de madera, ella exige siempre el máximo respeto, se manifiesta a sus seguidores a través de presagios y augurios siempre acompañados por un aroma a hierbas frescas, en el culto se considera a Iyami como la Orisha de las maldiciones irrompibles, de hecho otros Dioses y Orishas temen a su poder y debido a ello le rinden un enorme respeto.

Se cree que de su mistico culto proviene el mito semi-cristiano de los “demonios de la encrucijada”, pues cuando los africanos llegaron a Nueva Orleans, se cree que ellos le dejaban tributos en la mitad de las encrucijadas a Iyami, y cuando sus jefes les pedían una razón para ello, decían que era para calmar a los demonios de camino.

En África, Brasil y América latina, se consideran las encrucijadas como “los puentes de Iyami”, y se le dejan objetos de plata y tripas de animales para ganar su favor y su protección.

Para invocar, antes de ponerse el sol, en plena encrucijada, hacemos una X en el suelo, con el dedo índice, actitud tomada ante todo lo que representa peligro. Si lo hacemos durante la noche, pasamos la mano extendida a la altura de la cabeza, de un lado al otro, para que ella no se pose, lo que significaría la muerte. 

Iyami es también el término que se utiliza en la santería para referirse a las brujas que siguen el culto a Iyami, y para las brujas (mujeres u hombres) que forman parte de su corte en el más allá, a quienes se les rinde tributo en conjunto y se les da de comer por las noches.

La frase “dar de comer a las brujas” se refiere al acto mágico de abrir un agujero en el suelo junto al río para venerar a Iyami y su poderosa corte de brujos, arrojando alimentos cocidos, carnes, frutas, leche, vino y miel al agujero y cerrandolo con tierra y polvo de espejos.

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