" Cuentan por ahí que cierto día una serpiente empezó a perseguir a una Luciérnaga. La pobre luciérnaga trataba de escapar rápidamente, tenía bastante miedo; pero la feroz serpiente que la perseguía no estaba dispuesta a dejarla vivir. Voló velozmente por un día, pero atrás de ella seguía la serpiente. Voló rápido otro día, y la continuaban persiguiendo. Otró día más, y ahí estaba su perseguidora. Ya cansadísima, la luciérnaga se detuvo y le preguntó a la serpiente:
¿Acaso te alimentas de luciérnagas? No
¿Hice acaso algo que te lastimara? No
Entonces, ¿Por qué deseas terminar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar!"