Las naturaleza de las brujas, una relación divina que otros no entienden.
Si bien mucho se habla sobre la relación de las brujas con la naturaleza, es un tema que más bien parece estar en boca de todos pero en la mente de muy pocos, si ingresas en alguna librería esoterica o rebuscas con calma en tu propia biblioteca, hallarás que solo la mitad de los libros que crees relacionados al asunto, vagamente mencionan uno o dos capítulos sobre este tema, y algunos siquiera le dedican uno o dos párrafos a la conexión íntima que supuestamente, las brujas y magos tienen con la naturaleza.
La naturaleza abarca prácticamente todo lo sagrado, orgánico y vivo que puedes encontrar, mirar, tocar, oler, sentir o saborear en tu entorno, pensar en la naturaleza nos lleva a visualizar inmediatamente plantas, árboles y flores, pero olvidamos que la naturaleza engloba un conjunto de elementos mucho más amplio, y aunque suene cliché, abarca casi todo aquello que nos rodea, el aire que se está moviendo en tus pulmones, es parte de la naturaleza, y en sus brisas se pasean hadas y ninfas del aire. El fuego de tus velas, así como el fuego que usaban tus antepasados para cocinar sus alimentos e iluminar y calentar las frías cuevas en la noche, es parte de la naturaleza, y es para muchos, un portal divino entre los más diversos mundos. La tierra sobre la cual caminas o sobre la cual se construyó esa vivienda que habitas, es parte de la naturaleza, y esa misma tierra está habitada por infinidad de espíritus y criaturas (duendes, elfos, gnomos, trolls, y muchos otros) que se escapan a tu vista. El agua, bien conocido como el elemento de la vida, el agua que bebes y usas a diario, es parte de esos océanos que conectan nuestras tierras con las tierras de otros continentes, es el elemento de la naturaleza que une nuestros mundos lejanos permitiendo a nuestros ancestros moverse entre mundos a través de sus barcos.
Las plantas y las flores, los árboles, los ríos y los arroyos, los volcanes y las cuevas, incluso los minerales y los aceites, la miel de las abejas y la resina de los árboles, todo ello proviene de la naturaleza, son diferentes manifestaciones de su conciencia cambiante que no deja de existir en nuestro entorno, y es a su vez, a través de todos estos elementos, la fuente que muchos de nosotros usamos para crear diferentes efectos en nuestra realidad, bien sea a través de hechizos simples o complejos rituales, pociones e inciensos, todos estos elementos son parte de la naturaleza y de su poder transformador. Una vez que que realizas algún ritual, encender una vela, quemas incienso o unges algún talismán con uno de esos mágicos aceites herbales, estás haciendo uso de una de tantas extensiones de la naturaleza para lograr un efecto a tu alrededor.
Creían los viejos chamanes de Sudamérica que el clima cambiaba una vez que la naturaleza dormia, si no venerabas su espiritu la madre naturaleza se quedaba dormida, y una vez que eso sucedía todos estos elementos (el viento, los terremotos, las mareas altas) se salían de control, y era entonces tiempo de realizar sacrificios rituales para despertar a la naturaleza nuevamente y así llevarla a recuperar el control. Por otro lado, es común encontrar en viejos libros de historia y folklore, decenas de leyendas donde se asocia a las brujas con la naturaleza, culpando a estas muchas veces de desatar tormentas eléctricas o fuertes lluvias que atormentaban la paz de pueblos vecinos.
La conexión de las brujas con la naturaleza es algo que va más allá del folklore, es una conexión íntima que despierta y se siente en las yemas de tus dedos una vez que te has adentrado en el complejo y ecléctico mundo de la hechicería, no es algo que se desarrolla a través de elaborados procesos de meditación o hechizos rituales, tampoco es algo que se hereda de generación en generación, la conexión con la naturaleza, esa misma conexión que permitía antiguamente a los druidas predecir el clima y a los hechiceros influenciar una tormenta, es algo que se desarrolla con el trabajo constante de entrar en contacto directo con la naturaleza, no es algo que se encuentra en libros, es una conexión interna que sientes cuando caminas descalzo por una playa, corres sobre las dunas del desierto, juegas con la nieve del invierno, cosechas tus propias frutas y verduras en el jardín, plantas las hiedras con tus propias manos o caminas por un bosque abrazando viejos árboles.
Un refrán popular en el Amazonas dice que la tierra florece cuando un nuevo chamán despierta, mientras que en otros países del mundo se considera que el jardín de las brujas “está siempre verde”, haciendo referencia a que esta conexión de las brujas con las plantas es algo más profundo de lo que parece, permitiendo que las plantas de su entorno no paren de crecer y hacerse cada vez más verde gracias a la presencia de las brujas.
Las brujas normalmente saben cuando están a punto de dejar el mundo de los vivos porque lo sienten en el palpitar de la naturaleza, y así como ocurre con las plantas y los animales, todo aquello que ha estado vivo quiere permanecer vivo, es por ello que una vez que mueren, su cuerpo no tarda en llenarse de gusanos y toda clase de insectos, este cuerpo y esta carne comienza a alimentar a la tierra, y en ese proceso es bastante normal que “la vida” se prolongue buscando otras formas de existir, permitiendo así que la vida siga surgiendo incluso después de la muerte, mientras la conciencia de las brujas fallecidas se pasean ahora entre el limbo de los mundos y el velo que los separa.
Esa conexión es un proceso en constante desarrollo, y es un proceso que una vez que lo entiendes no puedes alejarte de él, es algo tan difícil de explicar que quizás por ello no puedes encontrarlo en los libros, porque mientras más experimentas esa conexión con la naturaleza, y mientras más profunda es esta conexión, mientras menos sutil se vuelve, es más difícil de explicar, pues la conexión de una bruja con la naturaleza roza lo sublime y superficial para volverse en algo cada vez más poderoso e interno, cada vez más propio e individual.
Y si, muchos brujos y chamanes (y me incluyo) quizás repetimos como loros que las brujas tienen una conexión con la naturaleza y un papel o trabajo a realizar, pero es quizás debido a que vemos como cada vez la conexión íntima de algunos con la fuerza de la naturaleza es cada vez más superficial y menos espiritual, en mi caso, yo mismo he publicado incontables veces en mis redes, fotografias mias abrazando árboles o paseando por playas, no por presumir (la verdad que no hay nada que presumir sobre pasear por una playa), sino más bien para motivar a otros a intentarlo, a adentrarse por sí mismos en la naturaleza, a pasear entre los árboles y leer mensajes que se soplan en el viendo, a predecir el porvenir escrito en las llamas de una fogata o sumergirse en las aguas de un río que les limpia el alma, eso es una verdadera conexión, y eso es algo que no se vende en las farmacias ni puedes hallar en instagram, es algo propio y es algo que debe de nacer de ti.