jueves, 29 de agosto de 2019

Un “incendio controlado” está acabando con siglos de folklore en el Amazonas.

Un “incendio controlado” está acabando con siglos de folklore en el Amazonas.


El incendio del Amazonas, uno de los bosques tropicales más extensos del mundo está en peligro, no es la primera vez, y seguramente no es la última, eso es lo más preocupante, pues es un territorio chamánico y hogar de numerosas corrientes espiritistas, así como de sus tribus que podrían desaparecer en cualquier momento.

No es precisamente un noticia nueva, el Amazonas se está incendiando, y lo preocupante no es que esto esté sucediendo de nuevo, lo importante es que muchos de nosotros estamos viviendo en estos momentos en sentimiento colectivo, un sentimiento que claramente nos une más allá de nuestras nacionalidades, color, raza, religión, corriente religiosa o ideología política, el sentimiento de completa impotencia antes los hechos que suceden y son noticia día tras día, pero que no parecen importar nuestras opiniones al respecto, esos líderes a los cuales hemos colocado en el poder, sencillamente no parece importarles, y peor aun, no hacen el más mínimo esfuerzo en disimularlo.

Claro, no se trata de una obra arquitectónica con miles o cientos de años de antigüedad que representa el poderío humano y el avance histórico de nuestra raza como civilización, no son las milenarias pirámides de Egipto ni tampoco es el Partenón de Atenas, por su aparente falta de contenido histórico ninguna Institución gubernamental o de protección internacional va a pronunciarse al respecto, no mientras los líderes correspondientes no se pongan de acuerdo, ajusten sus encarecidos orgullos para promover una cooperación internacional, y por supuesto, firmen el papeleo adecuado, que aunque parezca ser lo menos importante del asunto, es probablemente lo que tomaría más tiempo.


Cronología de un Infierno controlado

Vamos a resumir los hechos para el entendimiento común, la primera semana del mes de Agosto una serie de “incendios controlados” que habían sido previamente ordenados como parte de un supuesto proyecto de siembra de la tierra a corto plazo, habían iniciado, y como el lector podrá imaginar, estos se les fueron de las manos a quienes los ocasionan, desde comienzos de 2019 los incendios en la selva amazónica han sido cada vez más frecuentes, alcanzando su punto aparentemente más alto durante el actual mes de Agosto, con más de 72.000 (setenta y dos mil) incendios forestales registrados en el área vía satélite, y más de 730,000 hectares (1.8 million acres) perdidos debido a los incendios, y contando más cada día, no sabemos realmente cuando este pequeño “infierno controlado” va a parar.

Más allá de las enormes capas de nubes de humo que se están comenzando a registrar en Brasil, Bolivia, Perú y Paraguay, la liberación de altas concentraciones de monóxido de carbono que no tardará en afectar la calidad del aire y contribuir al cambio climático, la pérdida directa de flora y fauna de la zona afectada, además de la destrucción de hábitats, que afecta a la proliferación de las especies que normalmente viven en ellos.


Las tribus amazónicas

Y mucho más allá de ser el hogar de innumerables especies en la fauna y flora, la selva amazónica es también el hogar de más de 60 tribus diferentes que comienzan a ver amenazados sus hogares, su salud, su estilo de vida y sus tradiciones, esto último es para ellos tan importantes como la vida misma, como lo explicó recientemente el chamán y líder Severino Parintintin, jefe de la tribu Parintintin."Algunas personas de las que vivimos aquí dejaremos de existir,".

Severino Parintintin no es el único líder de la selva amazónica y representante de una tribu que se ha parado frente a los medios para brindar su opinión al respecto, pues también Yahaira kapani, líder de la pequeña tribu local “Aipai” conformada por no más de 70 miembros, representan a las últimas personas de su tradición, y una vez que sus hogares acaben por ser arrasados por los incendios, y estas familias se vean desplazadas y obligadas a vivir en las ciudades a las cuales durante tantas generaciones se han negado colectivamente a formar parte, sus tradiciones y costumbres religiosas, así como su folklore repleto de magia y rituales chamánicos que son transmitidos oralmente de generación en generación, no tardarán en caer en el olvido, y con ello, los nombres de sus espíritus guardianes, de sus ancestros y de sus rituales.

Por otro lado, a varias millas de distancia, en el territorio sagrado de Amipui (Amapa), la jefa tribal y líder de su aldea, Ajareaty Waiapi, de la tribu Waiapi, se ha juntado con los líderes de otras aldeas del norte de Brasil en las tierras amazónicas para venerar en conjunto al espiritu de la naturaleza conjurando un gran ritual ancestral, con el cual esperan que Ayeguanaja, el espiritu de la lluvia, se apiade de ellos y descienda su cuerpo fluvial sobre la selva. Cabe recordar que la tribu Waiapi es una de las más antiguas de Brasil, y considerada la corte guerrera del Amazonas, quienes siempre se han considerado a sí mismos como una manifestación divina del creador de todo Jane Jare (dios amazónico), y de acuerdo a su tradición oral, el mundo acabará tras un periodo de cielo sombría tras la muerte del último árbol del Amazonas.

Hace pocos meses, Ororiwa Waiapi, de 98 años, jefe de las aldeas de Mogywyry y Pyrankenopa, una de las personas más viejas de su tribu. Afirmó que él y su aldea no tienen interés en abandonar el bosque y temen lo que pueda venir si no sigue luchando para protegerlo, pues ellos se llaman así mismos los guardianes de la Amazonia.

“Siempre he estado aquí y no me iré”, dice Ororiwa. “Si los humanos abusamos de este planeta, nuestro creador hará una gran inundación que ahogara y destruirá el planeta. Habrá grandes incendios, incendios que destruirán el planeta”.

Raimundo Mura, uno de los líderes indígenas del Amazonas, califica lo que está ocurriendo como destrucción, y afirma además “Por esta selva, derramaré hasta la última gota de sangre”, dejando claras con sus palabras, y más aún, con sus acciones, que ni él ni su tribu están dispuestos a abandonar el que ha sido su hogar, y el hogar de numerosas generaciones posteriores de su familias, sus ancestros, y dicho sea también, el hogar de los espíritus.


El hogar de los espíritus

Más allá de la perspectiva que poseen los miembros individualmente sobre la situación del Amazonas (Más de 29 pueblos indígenas diferentes), algo que comparten sus tribus (entre ellas los Tikuna, Sateré-mawés, Kurripakos y Desanos), es el pensamiento de que el Amazonas es el “Amimbe”, el ombligo del mundo, y es por ello que los temblores de tierra y toda clase de manifestaciones de la naturaleza que parecen poseer un carácter destructivo, son consideradas por ellos como las patadas que un dios no nacido, hace en el vientre de la madre tierra, anunciando así el próximo nacimiento de alguna deidad local, a la cual usualmente las tribus le colocan el nombre de su líder más recientemente fallecido.

Para las tribus que habitan el Amazonas, muchas de ellas negándose rotundamente al contacto humano y al uso de la tecnología, el Amazonas representa más que un enorme bosque repleto de árboles y toda clase de animales, para ellos representa el hogar de sus familias y sus antepasados, el suelo donde fueron quemados o enterrados (de acuerdo a cada tradición) sus viejos líderes, padres y madres de familia, representa el sustento alimenticio de cada dia, y su conexión directa con el espiritu del mundo, quienes han tenido la oportunidad de conocer la selva amazónica, entenderán que para las tribus locales dormir al aire libre mirando las estrellas es un ritual sagrado que representa sus horas de sueño en los brazos de la madre tierra y bajo el cuidado de “Ajuanaca” o “Ariboro”, uno de los nombres que ellos dan al viejo espiritu de la luna que se pasea entre las noches y custodia el mundo de los sueños.

Chamanes, curanderos, espiritistas, ayahuasqueros, y toda clase de “líderes ceremoniales” que habitan aquí, representan para las tribus indígenas algo sagrado de lo que carece el nuevo mundo, ellos representan una conexión directa en carne y hueso con el mundo de los espíritus, en el cual habitan todos sus antepasados. Y la decisión de los mismos de no abandonar la selva, arriesgándose a morir en ella, representa para múltiples familias el peor de los augurios, ese al que los indígenas que habitan los alrededores del Río Amazonas conoce como “Yuu Kauhu”, que sucede cuando el último chamán en pie no es capaz de adiestrar a otros jóvenes en su arte, y con su muerte, se pierde la conexión de la tribu con todos sus antepasados, obligándoles a sentirse en cierta forma como una familia “huérfana” de tradiciones religiosas que les conecten con el mundo de los espíritus.


Conclusiones

Si bien el daño que está ocurriendo en la selva amazónica es terrible, no es la primera vez que ocurre, y para ser honestos, si nos basamos en cifras es probable que este no sea catalogado como el peor incendio del Amazonas o como el más catastrófico en los últimos 30 años, eso sí, el enorme daño que está ocasionando es puntual para obligarnos a prestar atención al tema del calentamiento global y el efecto invernadero, temas que lejos de ser una leyenda urbana como muchos quieren verlo, son realmente una pesadilla que se ha apoderado de nuestra realidad.

Múltiples organizaciones y ONG’s están recolectando fondos para ayudar al Amazonas, pero si deseas ir un poco más allá de simplemente hacer una mínima donación, recuerda que sembrar árboles es una acción práctica que está a la orden del día, no es costoso y no toma verdaderamente mucho tiempo, puedes organizar siembras de árboles con tu vecindario, grupo de trabajo o de estudio, o hacerlo por ti mismo, si bien, aunque dos mil personas sembramos un árbol cada año, esto tomará unos 300 años en reparar el daño ocasionado por los incendios del Amazonas solamente en el 2019, esta acción es mejor que sencillamente sentarte con los brazos cruzados y no hacer nada más que repetir encarecidamente la noticia de los incendios desde la comodidad de tu teclado.


Algunos datos de tu interés sobre el Amazonas.

La cuenca amazónica representa una quinta parte de toda la reserva de agua dulce del planeta, es donde se concentra la mitad de los veinte mayores ríos del mundo.

El río amazonas es el río más largo y caudaloso del mundo, y contiene más agua que el Nilo, el Yangtsé y el Misisipi juntos.

La selva amazónica posee más del 50% de la biodiversidad del mundo (especialmente de plantas y de insectos) y solamente cerca de un 40% de sus especies han sido identificados por la ciencia.