Según cifras de la NASA, un 11% de los estadounidenses cree que el viaje a la Luna fue un fraude. Esta cifra se dispara en el resto del mundo.
Los teóricos de la conspiración nos cuentan una alucinante historia de fotografías retocadas, alunizajes falsos, presuntas rocas lunares que jamás han salido de la Tierra y astronautas programados psicológicamente para mantener la impostura. Para ellos todo es fruto de un desesperado intento de evitar el desastre que hubiese supuesto la derrota estadounidense en la carrera espacial.
El presunto fraude lunar es un elemento muy presente en la cultura popular norteamericana, que aparece incluso en guiones cinematográficos como los de: “Los diamantes son para siempre” (1971) y “Capricornio I” (1978).
a) El engaño de las fotografías
b) Problemas técnicos
c) El silencio
d) Muertes sospechosas
e) Los Hare Krisna
· El módulo lunar no dejó un cráter
Fijándonos en las fotos del módulo lunar, no se aprecia un cráter considerable bajo la tobera del motor. El motor del LM desarrollaba unos 5000kg de empuje por lo que debería haber abierto un agujero en el suelo lunar.
· Pisadas sobre la arena
El LM al descender levantó una nube de polvo. Por lo tanto, en los alrededores de la zona de alunizaje, todo el polvo debería haber sido “barrido” dejando una superficie limpia de arena. Esto se contradice con el hecho de que los astronautas dejaron huellas en las inmediaciones del módulo lunar.
· Problemas con las sombras
Las fotos presentan sombras de los astronautas demasiado desiguales y en ocasiones divergentes, lo que podría indicar la presencia de otras fuentes de luz además del Sol. Hay detalles de los trajes espaciales y del módulo de alunizaje visibles cuando no deberían serlo debido al acusado contraste entre la oscuridad y la claridad motivado por la falta de atmósfera. Otro de los argumentos es la presencia de extraños reflejos en los visores de los cascos.
La ausencia de atmósfera en la Luna elimina el fenómeno de la difusión de la luz de manera que, a diferencia de la Tierra, el cielo lunar aparece completamente negro. Sin embargo, esto no significa que los objetos que no son directamente iluminados por el sol permanezcan en completa oscuridad: la reflexión de la luz por cualquier objeto iluminado sigue siendo igualmente efectiva. El suelo lunar, las partes del traje o del módulo lunar iluminadas actúan como reflectores permitiendo que zonas en la sombra aparezcan bastante bien iluminadas.
· Fotos demasiado perfectas
Las cámaras de los astronautas iban colgadas del pecho, sin embargo las fotografías tomadas están perfectamente encuadradas y enfocadas.
En una de las fotos más famosas del programa Apollo, aparece Aldrin en primer plano y reflejado en su visor Armstrong. A simple vista, éste no parece estar haciendo la foto, ¿quién la hizo?
Como hemos dicho, las cámaras iban colgadas del pecho.
Otras de las fotos donde aparecen ambos astronautas, fueron tomadas desde cámaras situadas en el módulo lunar.
· La bandera ondea
Esto puede justificarse debido a que la bandera estaba inicialmente doblada y por lo tanto presentaba arrugas al extender la tela.
También existe otra justificación: el astronauta que clavó la bandera se dedicó a hacer girar el poste que la soportaba, lo que permitió que ondease en el vacío.
· Fondos idénticos
Hay determinadas fotos donde aparece el LM de fondo con una montaña detrás y en otras fotos aparece la misma montaña prácticamente desde el mismo ángulo, pero no hay rastro del módulo lunar.
· Motores sin llama
Cuando la mitad superior del LM despega para abandonar la superficie lunar, no se observan llamas en la salida de la tobera.
La razón es simple, el combustible utilizado no produce una llama visible. (www.abc.net.au/science/moon/rocket.htm )
· ‘Crosshairs’ (cruces que aparecen en las fotografías para facilitar la medida de los objetos) desaparecidos
Algunos ‘crosshairs’ parecen estar detrás de los objetos retratados, lo que hace pensar en un fotomontaje.
Ciertos partidarios de la conspiración afirman que en la década de los 60 la NASA no contaba con la tecnología suficiente para hacer llegar al hombre a la luna.
· El Apollo I (enero de 1967) se incendió en una prueba preparatoria de la misión. Esto hace pensar que los inconvenientes técnicos sufridos habrían sido imposibles de solucionar en tan poco tiempo. Esta milagrosa recuperación tecnológica, junto con las incongruencias presentadas dio lugar a especulaciones sobre el fraude.
· Bill Brian escribió en 1982 “Moongate”, en la que sostiene la existencia de ‘alguna clase de encubrimiento’ en el viaje lunar. Aporta una razón completamente diferente para muchas de las inconsistencias encontradas: quizá se viajó a la Luna, pero Brian intenta demostrar que la tecnología oficialmente empleada es demasiado primitiva y, que si realmente se llegó, la NASA ocultó las técnicas empleadas.
Existen estudios que demuestran que los astronautas fueron capaces de soportar estas radiaciones debido a la protección proporcionada por la nave. (http://lsda.jsc.nasa.gov/books/apollo/S2ch3.htm )
· Existe la creencia de que el movimiento de los astronautas en el interior del LM durante el aterrizaje y el despegue, descompensaría la nave, desplazando su centro de masas y haciéndola incontrolable al ser ésta, una nave pequeña y poco robusta.
Para corregir este efecto, se desarrolló un sistema automático de control de estabilidad del módulo lunar, que está ampliamente documentado en la siguiente página:www.apollosaturn.com/Lmnr/gn.htm
Ni la NASA ni sus representantes han accedido jamás a debatir públicamente los asuntos defendidos por los partidarios de la conspiración.
El silencio que rodea a la historia del presunto fraude lunar ha dado lugar a gran número de anécdotas. El 21 de septiembre de 2002, el astronauta Edwin 'Buzz' Aldrin resultó absuelto en los tribunales de un cargo de agresión contra un teórico de la conspiración, que le retó de improviso a que jurara ante una biblia que realmente estuvo en la Luna en 1969. Aldrin declaró a las autoridades que actuó en legítima defensa cuando golpeó a Bart Winfield Sibrel, a la salida de un hotel de Beverly Hills. Tras escuchar las versiones de los implicados y visionar la filmación de los hechos el fiscal de Los Ángeles decidió no presentar cargos contra Aldrin.
Este incidente se enmarca en la tradicional postura de silencio que los astronautas del Proyecto Apollo han mantenido sobre este asunto. Neil Armstrong se niega a conceder entrevistas relacionadas con ese tema: "no me hagan ninguna pregunta y no les diré ninguna mentira". Collins también se niega sistemáticamente a ofrecer cualquier tipo de declaración al respecto
En Octubre de 2002 la NASA contrató al ingeniero y divulgador científico James E. Oberg para intentar demostrar la llegada del hombre a la Luna. La iniciativa fue abandonada por la NASA temiendo que con esto no se conseguiría sino darle más publicidad a una polémica que sería mejor olvidar. Oberg y Roger Launius (antiguo director de la oficina de historia de la agencia espacial) han decidido seguir adelante con este proyecto a nivel personal, no con el objetivo de convencer a los defensores de la conspiración, sino para aportar pruebas sólidas que impida que se siga extendiendo la historia del fraude entre las nuevas generaciones.
Los dirigentes de la secta ‘Hare Krisna’ sostienen que es imposible que los astronautas norteamericanos pudieran haber llegado a nuestro satélite pues, según sus libros sagrados, la Luna se encuentra dos millones de kilómetros más lejos de la Tierra que el Sol. Por tanto, no comprenden cómo el Apollo XI llegó allí en tan sólo 91 horas.
Sin embargo, los Hare Krisna no descartan a priori el viaje espacial, ya que afirman que se puede llevar el alma desde el ombligo hasta el tercer ojo y fijarla en el entrecejo pensando fuertemente, gracias a lo cual: SE PUEDE, EN MENOS DE UN SEGUNDO, ALCANZAR LOS PLANETAS Y APARECER DOTADO DE UN CUERPO ESPIRITUAL.
La agencia espacial se dedicó a poner en marcha el elaborado fraude cuando, tras años de fiascos tecnológicos y trabas presupuestarias, la NASA se vio ante la desagradable perspectiva de admitir finalmente que la promesa póstuma del mitificado presidente Kennedy iba a quedar sin cumplir al resultar imposible poner a un hombre en la Luna antes de finalizar la década de los 60.
"Durante ese tiempo yo estaba habilitado por la Comisión de Energía Atómica para acceder a información clasificada como alto secreto. Esa clasificación me permitió acceder a los secretos del desarrollo de los proyectos Mercury, Gemini, Atlas y el futuro Apollo. Gracias a mi experiencia como técnico comprendí que había muchas cosas que la industria aeroespacial y la NASA hubiesen querido hacer, pero que nunca hicieron. Dicho de otra forma, no tuvieron tantos éxitos como pretendían. A finales de los años 50, cuando yo estaba en Rocketdyne, hicieron un estudio de viabilidad de un viaje con astronautas que aterrizaran en la Luna. El resultado fue que las posibilidades de éxito eran de apenas un 0,0017%. En otras palabras, era imposible sin embargo, la NASA y Rocketdyne querían que el dinero siguiera fluyendo. He trabajado en la industria aeroespacial el tiempo suficiente como para saber que esa es su única meta."
Los argumentos de Kaysing quedaron expuestos en un libro que, a falta de un editor que se atreviese a publicarlo fue editado por él mismo. Se llama Nunca fuimos a la Luna y resulta el trabajo de toda una vida, con multitud de documentos, testimonios y fotografías recopiladas por el autor, para desenmascarar lo que él llama el mayor fraude de la historia:
"Creo realmente que las evidencias que expongo prueban, más allá de cualquier duda, que es imposible que hayamos llegado a la Luna, al menos en la forma que se nos ha contado"
Otro notable defensor de la conspiración es Ralph René, autor del libro NASA Mooned America. Es el responsable de la mayoría de las pruebas que los teóricos de la conspiración defienden. Su conclusión es la misma que la de Kaysing: es imposible que EEUU pusiera a un hombre en la Luna.
La NASA, actuando en estrecha colaboración con la DIA (agencia de inteligencia de la defensa) –el mayor cuerpo de la inteligencia estadounidense- organizó una operación de alto secreto denominada ASP (Apollo Simulation Project) que desarrollaba el fraude.
Las tomas falsas fueron rodadas en la base Norton de la fuerza aérea, en San Bernardino, California: «Allí contaban con más y mejor equipo técnico y humano que todos los estudios de Hollywood juntos», explica Kaysing, añadiendo que el hombre encargado del peculiar rodaje fue el director Stanley Kubrick, cuya película 2001: Una Odisea del Espacio (1968) había impresionado a los oficiales de la NASA, que le pusieron al mando de la parte técnica de la operación. Puede sonar descabellado, pero Kubrick siempre rehusó contestar a cualquier pregunta sobre el tema, una actitud habitual en los implicados en este curioso asunto.
El astronauta Brian O’Leary hizo unas declaraciones que avalan una teoría parecida: “Si algunas de las filmaciones se hubieran estropeado es remotamente posible que la NASA puediera haber rodado algunas escenas en un estudio cinematográfico para evitar la vergüenza pública”.
Aparte de las filmaciones, la agencia espacial produjo abundante material fotográfico de su alunizaje falso. Aparte de las inconsistencias ya resaltadas, tanto René como Kaysing afirman que la comparación de las fotografías con las filmaciones realizadas en teoría, les ha llevado a descubrir la existencia de grandes fallos de continuidad entre unas y otras, diferencias que indican que no fueron tomadas en el mismo momento.
Las acusaciones de Kaysing adquieren un tono definitivamente alucinante cuando describe lo que podíamos denominar como "fase de postproducción" del fraude lunar. Una vez elaborado el material gráfico destinado a engañar al público, había que proceder a la escenificación de la misión Apollo propiamente dicha. Un cohete sin tripulación habría sido enviado al espacio ante la mirada de millones de ojos, que desde todo el planeta, siguieron el despegue mientras los pretendidos astronautas eran llevados en avión al complejo que la ASP tenía preparado a tal efecto en el desierto de Nevada. Un lugar, donde según Kaysing: "de todos los lujos concebibles, incluyendo la presencia de algunas de las más voluptuosas bailarinas de striptease de Las Vegas, que ya habían colaborado en otros asuntos con la inteligencia militar". Es posible que tal instalación se encontrara en el complejo militar de alto secreto conocido en clave como "Dreamland": el Área 51.
Una vez presuntamente lanzados al espacio los astronautas resultaba imposible verificar la autenticidad de cualquier comunicación, ya que la propia NASA controlaba los enlaces. ¿Quién es capaz de asegurar que las imágenes y sonidos que recibíamos eran emitidas realmente en directo?
Los detalles que aporta Kaysing en su libro, resultan alucinantes: nos relata la escalandosa vida de playboys que Armstrong y sus compañeros llevaron en su apartado y lujoso confinamiento, mientras el mundo los suponía a medio millón de kilómetros de La Tierra.
Uno de los momentos más surrealistas de la narración, es aquel en el que nos narra una pelea de burdel que se entabló entre uno de los astronautas y un miembro del personal del ASP cuando ambos, influidos por los rigores del encierro y la presión psicológica a la que estaban sometidos, se encaprichó con una exhuberante bailarina exótica conocida como Peachy Keen. Se nos hace un poco cuesta arriba imaginarnos que en una operación de alto secreto en la que se encuentra en juego el prestigio de la nación más poderosa de la tierra, pueda terminar convertida en poco menos que una pelea de borrachos dándose de tortazos en un bar de alterne. Claro que tratándose de Estados Unidos, todo es posible...
El caso es que poco antes de su triunfal 'regreso' a La Tierra, los astronautas habrían sido alejados de los placeres y tentaciones de Las Vegas, para ser confinados en una base secreta al sur de las islas Hawaii, concretamente en el archipiélago de Tauramoto. Allí les aguardaba la falsa cápsula espacial a bordo de la cual serían lanzados al océano desde un avión de transporte C5-A para ante las cámaras de televisión ser rescatados por la Marina y vueltos a enclaustrar en una inexplicable cuarentena, especialmente si tenemos en cuenta que teóricamente regresaban de un lugar sin atmósfera, sin agua y sometida a la implacable acción de los rayos cósmicos, donde era virtualmente imposible que se contagiaran de virus, bacterias o microorganismos de ningún tipo. Para Kaysing resulta evidente que este nuevo confinamiento fue empleado para adoctrinar a los astronautas respecto a lo que deberían decir en sus intervenciones ante los medios de comunicación, ensayando una y otra vez las respuestas a cada posible pregunta.
Los teóricos de la conspiración nos cuentan una alucinante historia para justificar lo que ellos creen que realmente pasó, pero es una historia tan surrealista y atractiva que casi desearíamos que fuese 'la verdad'. "Porque a veces es demasiado increible, la verdad deja a menudo de ser conocida".
Motivos del Fraude
Lo que ‘realmente’ pasó
Las Pruebas
a) El engaño de las fotografías
Una de las teorías utilizadas para defender el supuesto fraude es que las fotografías oficialmente tomadas por los astronautas en la superficie lunar, de ser todo tal como se nos ha contado, no deberían contener cierto número de interesantes incongruencias. David Percy, fotógrafo británico de la Royal Photographic Society declaraba: “Nuestra investigación sugiere que las imágenes de los alunizajes del proyecto Apollo fueron falsificadas. Muchas de las imágenes están llenas de inconsistencias y anomalías”.
· Un cielo sin estrellas
En la totalidad de las fotos distribuidas por la NASA de la expedición lunar, se ve un cielo completamente oscuro sin presencia de estrellas.
En la superficie lunar, la ausencia de atmósfera que entorpezca el paso de la luz, las estrellas son totalmente visibles y aparecen con un brillo considerablemente mayor que en la Tierra. Por lo tanto es realmente extraño que no aparezcan estrellas en las fotografías más aun cuando la cámara (Hasselblad) y la sensibilidad de la película utilizada (Ektachrome) permitían retratarlas.
¿Por qué no aparecen? Cuando se produjo el alunizaje, el sol estaba en el horizonte lunar pues se trataba de un amanecer “local”: la superficie resultaba “luminosa”. Además, los astronautas portaban trajes blancos y muy brillantes. En estas condiciones, para poder fotografiar a un astronauta, es necesario un tiempo de exposición rápido con una apertura del objetivo muy pequeña. Es decir, que la cámara está preparada para tomar fotografías de objetos brillantes y las estrellas no dejan de ser, incluso en la Luna, objetos tenues. Con una rápida exposición, no hay tiempo de que queden registrados sobre la película fotográfica. Resultaba imposible fotografiar simultáneamente a un astronauta y a las estrellas del fondo. No tiene nada que ver el hecho de que el cielo esté oscuro en ausencia de atmósfera, es un problema del tiempo de exposición.
Por otra parte, resulta extraño el hecho de que no se tomaran fotografías del firmamento dado que la visibilidad era óptima y más aun cuando los propios tripulantes comentaron el hecho de que se podía disfrutar de la visión de millones de estrellas, por no mencionar Júpiter, Saturno y otros planetas.
Suponiendo que todo fuera un fraude, surge una pregunta: ¿por qué no añadieron un cielo artificial con estrellas? Porque las estrellas no son tan fáciles de falsificar como puede parecer a primera vista. Los astrónomos hubiesen analizado las posiciones relativas y los ángulos entre los astros. Ni con las computadoras más avanzadas de aquella época se podría haber simulado un firmamento que pudiese engañar a los profesionales. Los responsables del fraude adoptaron la solución más sencilla: eliminar por completo la presencia de estrellas.
Los astronautas encendieron el motor con la suficiente potencia como para abandonar la órbita y alunizar pero esto no requería del empuje máximo, sino de unos 1500kg. La tobera del motor tiene un área de unos 1,5m². Eso significa que el empuje empleado generó una presión de sólo 1,5psi. En la Tierra, el aire de la atmósfera concentra el chorro de gases en una columna. La falta de atmósfera en la Luna hace que los gases expulsados se difuminen rápidamente, lo que evita que el empuje se concentre. Esto explica la ausencia de cráter.
En la Luna no hay atmósfera, por lo tanto no hay aire que pueda ser movido o “empujado” por los gases que expulsa un motor cohete. Es decir, cualquier mota de polvo que se mueva debe ser desplazada directamente por gases provenientes del motor, ya que no hay “aire que barra el polvo”. El empuje del motor sólo consiguió mover una pequeña cantidad de arena que se acumuló en las proximidades del LM. Por eso, al descender, Armstrong hundió su pie sobre la superficie, dejando una huella.
Para justificar estos fenómenos Jesús Cancillo, profesor de la Universidad de Alicante, analiza con detalle las fotografías:
La presencia de sombras de longitud diferente puede deberse a que los astronautas sean de distinta altura o, fundamentalmente, a las irregularidades del terreno. La existencia de otras fuentes luminosas (un foco de estudio, por ejemplo), además de la solar daría lugar a que cada objeto iluminado arrojase más de una sombra. No es el caso.
El análisis en detalle se encuentra en la página : www.arp-sapc.org/articulos/luna/
Es obvio que los astronautas tomaron cientos de fotografías, mientras que la NASA sólo distribuyó las mejores de ellas.
· Dónde está el fotógrafoLa explicación se basa en un fenómeno que ocurre en ausencia de atmósfera. Los objetos a una gran distancia se aprecian con gran nitidez debido a que no hay aire que pueda distorsionar la imagen. No podemos medir distancias ‘a ojo’ sobre la fotografía ni suponer posiciones relativas entre objetos a simple vista. La montaña está a una gran distancia a pesar de que en la foto pueda parecer cercana. Todas estas fotografías presentan el mismo fondo a pesar de haber sido tomadas desde sitios diferentes debido al ‘paralelismo’ que se induce por las grandes distancias.
Esto se debe a que los ‘crosshairs’ (de color negro) únicamente son visibles sobre fondos claros. Las zonas donde parecen estar detrás, son zonas sombreadas lo que justifica este efecto.
El cineasta Bart Winfield es uno de los más destacados defensores de la teoría de la conspiración. Ha producido varios reportajes televisivos y un documental en los que expone pruebas y testimonios que apuntan hacia la posibilidad de que las misiones a la Luna fueran un fraude. En la grabación de una nueva película realizó numerosos intentos de contar con el testimonio de Aldrin para su reportaje. Cansado de las continuas negativas del astronauta decidió esperarle acompañado de un cámara a la puerta de un hotel y cuando lo vió salir, le abordó de improviso. Biblia en mano le gritó "jure ante la biblia que realmente estuvo usted en la Luna en 1969". La respuesta de Aldrin fue un sonoro puñetazo ante la cámara.
Todo fue probablemente fruto de un desesperado intento de evitar el ridículo y el revés propagandístico que hubiese supuesto admitir ante la comunidad internacional la derrota estadounidense en la carrera espacial en plena guerra fría.
Lo que ‘realmente’ pasó
Como hemos visto, las pruebas de los teóricos de la conspiración resultan bastante endebles. Kaysing, su principal defensor compensa esta falta de pruebas de cargo con un notable entusiasmo. Kaysing es un californiano de 72 años de edad, trabajó como jefe de publicaciones técnicas para la sección de investigación y desarrollo de Rocketdyne, en sus instalaciones del sur de California entre 1956 y 1963. Rocketdyne era el contratista de los motores del Proyecto Apollo. "La NASA no podía ir a la Luna y ellos lo sabían", afirma Kaysing que defraudado por lo que pudo ver durante su experiencia como contratista de la agencia espacial, decidió dedicar su vida a esclarecer 'la verdad':
Para René y Kaysing lo que realmente ocurrió es lo siguiente:
Quienes quieran contactar con Bill Kaysing pueden hacerlo en la siguiente dirección : Bill Kaysing: P.O. Box 595 Frazier Park Ca. 93225 EEUU.
Quienes quieran contactar con Ralph René pueden hacerlo en la dirección : Ralph René: 31Burgess Place Passaic NJ 07055 EEUU.